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viernes, octubre 21, 2005

Cómo desbloquearse:
Las trancas sexuales de las mujeres


Martes 12 de octubre de 2004 "Revista Ya" El Mercurio de Santiago.

Demasiados bloqueos inundan a la mujer al momento de la intimidad. Una educación muy restrictiva, especialmente en lo sexual, o sentirse utilizada, "porque él sólo se me acerca cuando quiere tener sexo" son algunos de los problemas más frecuentes que las llevan a rehuir el encuentro amoroso. Pero en materia de trancas femeninas tampoco faltan otras causales, como el temor a que los niños irrumpan en la habitación intempestivamente. Aquí, médicos y sicólogos, chilenos y extranjeros, analizan los principales problemas que afectan a la mujer en este plano.

Texto Ana María Egert R.

Cuando se le pregunta cuáles son los bloqueos sexuales más frecuentes que ve hoy en la mujer chilena, Diana Rivera, sicóloga clínica, terapeuta familiar y de pareja, de inmediato destaca: la anorgasmia. Explicable, "a nadie le gusta demostrarle al hombre que ama que es incapaz de llegar al clímax con él.". La falta de orgasmo "angustia a la mujer y muchas veces la hace evitar las relaciones. Por desgracia, a pesar de los tiempos que corren, sigue siendo un problema muy frecuente, que se da incluso en las profesionales, que tienen un buen pasar económico y conciencia de que el placer femenino es un derecho".

Una disfunción que obedece a distintos factores, explica. "Algunos pueden ser problemas médicos no tratados. Otros son propios de la comunicación: ella no se siente libre para expresar lo que le gusta, desagrada o le provoca rechazo". Pero tal vez lo más relevante en materia de trancas sexuales femeninas es la educación recibida en la infancia. " Aún hoy existen familias y entornos culturales muy restrictivos, especialmente en todo lo referente a la sexualidad. En estas casas todo se calla y oculta por falso pudor o vergüenza, y la consecuencia es un gran desconocimiento en torno al tema. Por eso, las relaciones sexuales para las mujeres que fueron criadas bajo ese sistema suelen ser motivo de preocupación y angustia. Y el resultado es que se entregan al marido pensando que entre sus obligaciones está la de darle placer, al menos, una o dos veces por semana, porque creen que biológicamente el hombre lo necesita y temen que, si lo rechazan, él puede serles infiel".

Pero no es el único bloqueo que les impide a las mujeres gozar de una buena sexualidad. Diana Rivera destaca uno muy frecuente que grafica con un chiste que descubrió hojeando una revista extranjera: "Era un dibujo en el que aparecía una pareja muy enojada, ella con un cartel con esta leyenda, si hay amor hay sexo, y él con otro que postulaba, si hay sexo hay amor. Ahí es donde se produce el problema: la mujer, por los códigos que maneja, siente que su pareja la usa, que la busca sólo para tener relaciones. Y eso no es cierto, porque si así fuera, él podría comprar sexo o tener una amante".

El problema es que, por educación, ellas todavía no pueden creer que para el hombre el acto sexual sea su forma de expresarle amor. "Eso lo compruebo con frecuencia: cuando en consulta les pregunto a los maridos qué los lleva a buscar en forma rápida la penetración y el orgasmo, habitualmente me contestan que lo hacen porque su mujer les encanta, la encuentran linda, rica y amorosa; el problema es que no se lo dicen. Les explico que deben aprender a abrirse más a la sensualidad y no sólo al sexo inmediato; al abrazo, al beso, a la cercanía física con o sin penetración, con o sin orgasmo".

Otro factor que puede influir en estos problemas es el tipo de sociedad en el que estamos viviendo, dice esta especialista. "Está muy erotizada, hipersexualizada; el sexo aparece sobreexpuesto y quien no demuestra ser un as en la materia es catalogado como alguien desechable o lleno de trancas".

El alto consumo de tranquilizantes, ansiolíticos y antidepresivos que hoy se está dando en el sector femenino contribuye a que ellas eviten los encuentros íntimos por baja en su libido. "Es cierto que estos medicamentos mejoran la condición para funcionar bien en el trabajo y como madres, pero no pasa lo mismo con la vida sexual. Por eso es importante que los médicos le expliquen a ella y a su pareja que esto pasará mientras dure el tratamiento. Ahora, lo ideal es un cambio de vida, evitando esos factores estresantes que gatillan o agravan estas patologías... aunque se gane menos y no se tenga tanto éxito en la carrera".

Lo que siempre debe tener en cuenta la mujer, advierte, es que el sexo, además de dar placer, es el mejor ansiolítico y relajante muscular. De ahí lo relevante que es eliminar esos factores que impiden disfrutarlo en plenitud. "Pero estamos tan sobrecargadas de obligaciones, tan llenas de tensiones, que hasta el punto de partida para buscar la intimidad con la pareja está bloqueado: el deseo sexual. Lo más opuesto al deseo es el estrés. Va en contra de la respuesta del placer. Toda tu fisiología se pone en estado de hiperalerta, desde la musculatura que se tensa a la circulación de la sangre que inunda distintas partes del cuepo, preparándote para la lucha o la huida. Cuando vas a tener sexo, ocurre lo opuesto: te relajas, tu sangre se va al vientre y los órganos genitales, la alerta disminuye y no escuchas si la cama cruje o los niños se levantaron. En una buena relación hay tranquilidad, apertura para conocer al otro, entusiasmarse y entusiasmar".

La sicóloga detecta otro factor que, en el caso de la mujer, puede jugarle en contra: la actitud del hombre frente a sus necesidades. "Antes de tener sexo ella ahora quiere contar con una pareja verdadera, capaz de entenderla en lo emocional, que va a la par con ella en su desarrollo afectivo y comparte su esfuerzo por sacar adelante a la familia. Ya no le basta ese señor distante que sólo se dedica a trabajar. O ese ser inmaduro al que hay que tratar como a un niño. O ése que se limita a actuar como ayudante o paramédico en las emergencias. Para que ella desee un encuentro placentero en la noche, tiene que contar con él durante el día".

Detecta que en las parejas de hoy cada uno está metido en lo suyo, lo que enfría las relaciones. Hombres y mujeres hacen más vidas paralelas. "Es fácil dejar de compartir en la actualidad. Cada uno anda en su auto, tiene su trabajo, sus obligaciones, sus redes sociales. Y hasta la cama king parece estar contribuyendo a este distanciamiento".

Sexualidad en crisis

Comparando la época actual con la pasada, hoy evidentemente estamos mejor como mujeres, advierte Diana Rivera: "Antes, cuando no existían los anticonceptivos, ellas, además de reprimidas, vivían su peor tranca: quedar embarazadas. Ahora han ganado en libertad y ya no corren el peligro de tener miles de niños, con varias pérdidas entremedio".

El doctor Pedro Escudero, presidente de la Sociedad de Ginecología y Obstetricia de Integra Médica, con especialidad en sexualidad humana, está de acuerdo: "Gracias a los métodos de control de la natalidad, que separaron la reproducción de la sexualidad, casi desapareció el temor al embarazo y con ello el bloqueo frente a las relaciones sexuales. Además, hay otro avance: el tema sexo se toma con naturalidad, se habla de él con soltura, algo que no pasaba hace unos quince años. En términos generales la vida sexual es mucho mejor que antes y las disfuncionalidades no son tantas como plantean algunos sexólogos. Lo digo yo como ginecólogo, que me toca atender a la población femenina en general y no sólo a la que tiene problemas y trancas".

El doctor Escudero presidirá el comité asesor del congreso titulado "La crisis de la sexualidad", que se realizará en Santiago entre el 13 y 16 de octubre, organizado por la Sociedad Chilena de Sexología, y que reunirá a especialistas en el tema de América Latina y Europa. Entre las trancas sexuales que afectan a la mujer, el médico señala el dolor en las relaciones o dispareunia, el vaginismo y las dificultades con el orgasmo. En cuanto a la dispareunia explica que ésta puede ser de diferentes tipo y obedecer a distintas causas, pero en conjunto casi siempre tiene que ver con el rechazo a la sexualidad, salvo la provocada por una lesión o inflamación en la zona, que desaparece cuando se cura.

La dispareunia llamada primaria se debe, en la mitad de los casos, a abuso sexual producido en la infancia, habitualmente olvidada. La otra mitad obedece a una educación muy restrictiva "y ese drama queda adentro del cuerpo y emerge cuando aparece la pareja". La tardía o secundaria se da a consecuencia de un evento que no siempre tiene que ver con el acto sexual, sino con un evento doloroso como un parto difícil, un accidente o una crisis conyugal.

Por su parte, el vaginismo es un grado más intenso de rechazo al sexo dado por una contractura potente e involuntaria de la vagina frente a una potencial relación. Tanto este problema como la dispareunia se deben tratar con técnicas y/o medicaciones asintomáticas, pero a veces hay que buscar sus raíces más profundas con sicoterapia, hipnosis, regresiones u otros métodos.
Sobre las dificultades con el orgasmo, dice que hay mujeres que nunca lo han sentido y otras que lo perdieron en alguna etapa de su vida. También las hay que de cada tres o cuatro encuentros, sólo en uno consiguen el máximo placer. Además, distingue una seudo anorgasmia, que se da en aquellas que llegan al clímax mediante la estimulación del clítoris, pero no con la penetración vaginal. Pero eso puede cambiar si ella encuentra determinadas posiciones que le permiten un mayor goce durante la relación. "El problema es que muchas no se atreven a confesárselo al hombre, y menos pedirle que las ayude a encontrar esa postura para conseguir un orgasmo compartido", sostiene el doctor Escudero.

Y es porque les da vergüenza, producto de una educación represiva que les ha impedido conocer su cuerpo en la infancia y les han enseñado, distorsionadamente, a identificar muchas de sus zonas corporales como intocables y pecaminosas. El hombre, en cambio, que habitualmente no ha sido educado con tantas trancas, y aunque suele ser más torpe e ineficiente en su técnica sexual, al menos reconoce dónde están sus zonas sensibles, algo que la mayoría de las mujeres ignora por completo. "Por lo tanto, la mujer mal puede guiarlo a él en cuanto a lo que le gusta o le disgusta en sus relaciones".

Aunque la información en torno a la sexualidad es útil, reconoce que cuando es exagerada resulta negativa. "Pienso que la exhibición exagerada del tema, en especial del sexo explícito, hace cuestionarse el propio cuerpo y las propias habilidades. Y como en la vida real es difícil competir con las características físicas y proezas que muestran los personajes de estas películas, eso provoca frustración y muchas veces bloqueos sexuales en hombres y mujeres".
El sicólogo brasileño Oswaldo M. Rodrígues, quien también participará en el congreso de sexología, destaca que uno de los bloqueos más frecuentes que limitan el desarrollo armónico de la sexualidad de las parejas, especialmente de la mujer, "es que aún vivimos para la reproducción, lo que significa que los hijos son más importantes que lo personal y sexual. No hemos encontrado en nuestra cultura sudamericana la fórmula para que la mujer pueda tener niños y ser sexualmente feliz y vemos que sólo retorna a su vida sexual después de que los hijos cumplieron 15 ó 18 años. Y no todas lo hacen".

Advierte que padres y madres deben ponerles límites a sus hijos. "La privacidad del dormitorio matrimonial, sobre todo en esos momentos que se dedicarán a la intimidad y al sexo hay que mantenerla y no siempre se hace. Me ha tocado atender mujeres, incluso ya maduras, que cuentan que no tienen tiempo para el amor porque su hijo de 23 años siempre ve televisión en su pieza hasta que le da sueño y se va a la suya. Muchas veces estas madres aceptan la situación porque no desean el sexo, o porque consideran que después de tener hijos éste no es prioridad, lo que no es bueno para la pareja y tampoco para sus hijos (que siempre se dan cuenta), porque les están mostrando un mal modelo".

Adrian Zapetti, sicólogo argentino, quien también expondrá en el congreso, detecta que la falta de deseo en las mujeres se debe a la monotonía. Pero una pareja estable y monógama no tiene por qué ser desapasionada y aburrida. "En la consulta una mujer me confesó que gracias a la terapia que siguió con su marido comenzó a usar la creatividad. Textualmente me dijo: ¡Cuántos años desperdicié por los temores, las inhibiciones que te meten en la cabeza: que si era liberal, era una prostituta; que sólo debía hacerlo en la cama ¡y sin ninguna fantasía! Siento que he mejorado".

TRANCAS CON TRATAMIENTO

Patricia Aliaga, ginecóloga jefa del departamento de disfunciones sexuales del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, y Odette Freundlich, kinesióloga especialista en disfunciones del piso pelviano de Clínica Las Condes, sostienen que el vaginismo y la dispareunia afectan al 21% de las mujeres menores de 30 años, al 13,3% de las de entre 40 y 44, al 42,6% de las de entre 50 y 54 y al 15,4% de las de entre 60 y 64. "Después de una buena evaluación y diagnóstico ginecológico se puede optar por varios tipos de tratamientos, ya sea medicamentoso, quirúrgico o kinésico", dice la doctora Aliaga. El tratamiento de kinesiología perineal, explica Odette, consiste en eliminar el dolor, relajar la musculatura vaginal y lograr en ella mayor amplitud. Esto a través de técnicas de masaje en los puntos de dolor, elongación de la musculatura perineal y de sensibilización biofeedback para lograr una mejor localización y relajación de esta musculatura, hasta el uso de dilatadores para ir manteniendo la amplitud vaginal lograda. Este tratamiento tiene mejor resultado al involucrarse la pareja, tanto con el apoyo emocional como para la cooperación en la realización de los ejercicios en la casa. La buena noticia es que estos problemas sí tienen solución y en un plazo breve".

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