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sábado, enero 07, 2006

Ritalin en el banquillo

Se dispara prescripción de la llamada píldora de la obediencia, derivado anfetamínico y considerado un estupefaciente, el metilfenidato -componente básico del Ritalin- es un sicoestimulante que actúa sobre el sistema nervioso central. La definición química sobrecoge a sus detractores que, pasmados ven como su consumo se ha triplicado en los últimos años. Sus defensores juran que la pastilla evita futuras personas torcidas.

Cecile Prieur

En Estados Unidos el tratamiento de la hiperactividad está invadiendo los patios de las escuelas. En Francia ha hecho una entrada discreta pero real en las farmacias escolares. Comercializado bajo los nombres Ritalin y Concerta, el metilfenidato, la cápsula recetada para el tratamiento de la hiperactividad de los niños ha triplicado su consumo en cuatro años a pesar de las condiciones de prescripción que buscan limitar su administración sólo a los casos más severos.

Según cifras obtenidas por “Le Monde”, en 2004 se entregaron bajo receta 171.276 cajas de Ritalin y Concerta en Francia, contra 107.095 en el año 2002 y 53.488 en el año 2000. Cinco años antes eran 2.500. Año tras año el Ritalin sale de la confidencialidad, señal de una medicalización creciente del sufrimiento síquico de los niños.

Derivado anfetamínico clasificado en el cuadro de los estupefacientes, el metilfenidato es un sicoestimulante que actúa sobre el sistema nervioso central. Indicado para el tratamiento del déficit atencional, con o sin hiperactividad en niños mayores de 6 años, tiene como propiedad ayudar a los jóvenes pacientes a centrar mejor su atención, lo que le ha valido el sobrenombre de “píldora de la obediencia”.

Eficaz en el 70% de los casos y generalmente bien tolerado por los jóvenes pacientes, el Ritalin estuvo en un comienzo reservado a los casos de hiperactividad más invalidantes. Pero poco a poco la cápsula se popularizó, debido a numerosos reportajes de sus posibles bondades.

Una prueba de que el medicamento se trivializa está en que los dos laboratorios que comercializan el metilfenidato, Novartis con el Ritalin y Janssen-Cilag para el Concerta, por largo tiempo discretos respecto de la cápsula, comenzaron a promocionarla entre los médicos en 2003, tras la aparición de comprimidos de acción prolongada que facilitan la ingesta. Pero el volumen de prescripciones se ha ampliado menos por la influencia de los laboratorios que por la demanda de los padres y profesores.

En la actualidad, el Ritalin es administrado a niños que presentan problemas de aprendizaje, en el caso de autismo o de una enfermedad genética como el síndrome de la X frágil, pero también a un buen número de niños cuyo comportamiento agitado o disperso no es ya tolerado por sus maestros.

“No podemos negar que esta cápsula está muy ligada a la escolaridad”, confirma Marie-France Le Heuzey, siquiatra infantil y jefe de servicio del Hospital Robert Debré de Paris, establecimiento que ha sido pionero en la prescripción de Ritalin. “Pero no creo que haya sobreprescripción. Yo sólo lo receto cuando la vida familiar se ve perturbada”.

Eric Konofal, neuropediatra del hospital Robert Debré, especialista en hiperactividad, insiste en que “el Ritalin sirve para tratar el déficit atencional y permite a los niños escuchar mejor a su profesora. Sólo se les da a los niños que están bajo gran sufrimiento y permite a menudo suspender tratamientos sicotrópicos más fuertes y peligrosos. Con el metilfenidato nos planteamos en una óptica de prevención de las alteraciones del comportamiento. Hay que considerar que cuando el déficit atencional no es bien tratado y diagnosticado, puede conducir a los niños a catástrofes como el consumo de sustancias y problemas de conducta.”

Enfoque reduccionista

Otros especialistas se inquietan ante el aumento en la prescripción de sicoestimulantes y por lo que llaman un “enfoque reduccionista, centrado en los síntomas”. El neuropediatra Louis Vallee, jefe del servicio de neuropediatría del centro hospitalario universitario de Lille, estima que sólo un 10% de los llamados niños hiperactivos necesita Ritalin. Afirma que “el 90% restante sufre problemas educativos y sociológicos y su comportamiento es una reacción a su entorno”.

Claude Bursztejn, jefe de servicio de los hospitales universitarios de Estrasburgo, explica que “el problema es no tener como única respuesta un medicamento, en circunstancias que las terapias individuales o de grupo son la primera indicación”.

El Ritalin está en vías de trivializarse porque se le presenta como a la insulina para los diabéticos. Bernard Golse, siquiatra infantil del hospital Necker para niños enfermos de París, señala que “cuando se prescribe Ritalin, el misterio sigue vigente. Queda por aclarar el sentido que tienen las perturbaciones en la historia de cada niño”.

Según el profesor Golse “a la siquiatría se le pide hoy un truco muy simple, la robotización de los comportamientos”. Y si la mayoría de los siquiatras infantiles franceses continúan privilegiando un enfoque relacional en las alteraciones en el comportamiento de los niños, “el camino hacia la medicalización de los problemas síquicos queda pavimentado, es un movimiento mundial”, afirma el profesor Bursztejn.

© Le Monde

(The New York Times Syndicate)

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